Busqueda

jueves, 23 de junio de 2011


El indigenismo en la literatura peruana

De las escuelas o corrientes en literatura del periodo nacional, resalta el indigenismo, en cuyo devenir, luego de la liquidación de las elites indígenas, en la segunda mitad del siglo dieciocho al ser derrotada la revolución de Túpac Amaru, encuentra nuevamente organicidad en el siglo veinte, pero sus causas se remontan a la época de la conquista, a los inicios de la resistencia frente a los invasores y encuentra sus fuentes , sus raíces, en las culturas autóctonas y en el legado libertario de la modernidad.
En el sistema colonial instaurado, lo "nuevo" en las relaciones entre los hombres, es de que a la explotación económica y a la opresión cultural, aparece el racismo de larga data en Euro - oriente para legitimar el dominio.El universo de opresores y oprimidos se legitima en el cotidiano devenir por el color de la piel , originando lo que Mariátegui llamaría "dualidad racial cultural emergida de la conquista18" y cuyos resabios se prolongan al siglo veintiuno. Los vencidos luchan no solamente por sacudirse del yugo de la explotación económica, sino también de la opresión cultural y de la discriminación racial. En este contexto surge la resistencia y rebeldía expresada en la reivindicación de lo indígena, en todos los terrenos, a cuya expresión artística (cultural), con el correr del tiempo, se le ha dado en llamar indigenismo, el cual se ha ido configurando y cohesionando sucesivamente, de acuerdo a la correlación de las fuerzas sociales. La última configuración fue a partir de inicios del siglo veinte, inmerso en una voluntad de cambio, confluyendo y en devenir paralelo con otros fenómenos, entre ellos la emergencia a la vida nacional de nuevos sectores sociales (clase obrera y capas medias), una nueva visión de la política (socialismo, marxismo) y nuevos elementos artísticos (las vanguardias), siendo por tanto una corriente moderna en su expresión literaria, y en cuanto a su proyección social, en su generalidad, es libertaria.
Cuando hablamos de indigenismo, lo hacemos del movimiento artístico cultural que reivindica al universo andino, cuyos exponentes, o sus creaciones, a veces tienden a dar una visión "realista" de lo que sucede en el mundo andino, otras veces se alejan de ese verismo, pero sus raíces están en lo andino, extendiendo su espectro a otras latitudes, incluso en el ámbito internacional (en los "peruanistas").
No confundir el devenir del mundo andino, heterogéneo, donde lo progresivo y arcaico o retrogrado conviven como en toda sociedad, con el movimiento cultural (indigenismo) que emerge de su seno y tiende a representarlo.
En un capítulo anterior hacíamos alusión a clases sociales con historia y clases sociales sin historia. Las primeras se caracterizan porque sus intereses particulares (privados) logran confluir en gran parte con los intereses generales de la sociedad, mientras que en las segundas, sus intereses no coinciden con los intereses generales de la sociedad. A los movimientos y/o corrientes culturales igualmente se les puede catalogar en el mismo sentido. A veces sus propuestas o sus obras confluyen con el interés general, coadyuvando a mejorar la condición humana, dignificando la existencia, otras veces van contra los intereses generales de la humanidad. En todo movimiento cultural existen las dos vertientes, primando una de ellas. Todo depende de la organicidad en los grupos , estratos, clases sociales o nacionalidades que encarnen esos ideales. En el movimiento indigenista tiene primacía el aspecto progresivo, siendo por tanto una corriente con historia.
En el devenir de la humanidad, por lo general las propuestas libertarias, de cambio, de lucha por dignificar la existencia, se han encarnado en las entrañas de las clases dominadas y oprimidas. No es casual entonces, que la reivindicación de la cultura andina, entre cuyas expresiones está lo que se conoce como indigenismo, adquiera en su núcleo central, caracteres libertarios, tanto los recogidos de las tradiciones milenarias originarias, de cooperación, ayuda mutua, solidaridad, reciprocidad, planificación económica..., como también de valores libertarios modernos de la cultura universal.
La modernidad no es una receta que se pueda importar, menos un mandato divino, sino que adviene en las relaciones entre los hombres, es decir, en las relaciones sociales, de acuerdo a las especificidades nacionales (o territoriales). Las clases sociales y las diversas nacionalidades (cuando las hay), cumplen una labor progresiva o arcaica.
Las clases o elites con historia no necesariamente son los creadores o promotores de los elementos progresivos en el devenir, pero en sus aspiraciones libertarias tienden a confluir con esos elementos. Sin embargo, esto no impide que en su seno surjan o permanezcan tendencias conservadoras o arcaicas, que a veces logran neutralizar el movimiento libertario. En cuanto a los movimientos culturales, están inmersos en esas contradicciones, con el predominio de una de las tendencias (progresivas o retrógradas).
A la colonia, a partir del cual surge lo que hoy es el Perú, hay que entenderlo como una totalidad inmersa en el sistema económico mundial, donde los conquistadores, junto a elementos premodernos (arcaicos), hicieron suyo los elementos retrógrados, oscurantistas y bárbaros de la modernidad, ya que solamente así podían ante el mundo y ante si mismos, legitimar las atrocidades que cometían, mientras que la vertiente andina, para liberarse, fue haciendo suyo, en gran parte por mediación de los "indigenistas", de los elementos progresivos de la cultura aborigen y universal, incluyendo a la modernidad en su acepción justiciera y libertaria. Igualmente el devenir de dominantes y dominados (conquistadores y conquistados), se va reconfigurando, cambiando, constantemente, formando parte del sistema económico mundial de acumulación de capital cuyo centro inicial fue Europa, en un desarrollo desigual y combinado. No entender esto, da como resultado una visión estereotipada, fosilizada, arqueo logizada (inmóvil) del devenir y de la historia.
El indigenismo no se guía por caudillos o manifiestos en el sentido tradicional de otras escuelas de arte y literatura, porque es mucho más que una corriente de arte, es un movimiento polifacético, englobando en su devenir a diversas tradiciones que reivindican al universo andino, promoviendo y reivindicado una cultura. Aquí está la explicación de su larga duración y de su proyección futura, ya que, como diría Mariátegui, la nacionalidad peruana se está construyendo sobre cimiento andino.




No hay comentarios:

Publicar un comentario