La Literatura Peruana
Mariátegui en su estudio de la literatura peruana hizo la distinción entre la "literatura propiamente dicha" que trajeron los conquistadores, y la literatura anterior aborigen, que se confundía con la religión y los rituales mágicos. Como se sabe, hasta hoy, su propuesta no ha tenido fortuna en los medios académicos, y al contrario la crítica, (incluyendo de "mariateguianos"), lo ha acusado no solamente de negar la existencia de las artes y literaturas orales precolombinas, sino de negar la cultura aborigen en general. En realidad una crítica sin ningún sentido, ya que Mariátegui, más que nadie en su tiempo, reivindicó a las culturas aborígenes en todas sus vivencias, elevándolas al grado protagónico del cambio al socialismo, en la revalorización de las comunidades campesinas subsistentes a inicios del siglo veinte.
El fundamento de los que critican a Mariátegui, es cuando dice: "La civilización autóctona no llegó a la escritura y, por ende, no llegó propia y estrictamente a la literatura, o más bien, ésta se detuvo en la etapa de las aedas, de las leyendas y de las representaciones coreográfico-teatrales2".
Sin embargo, sus críticos no reparan en que, líneas después afirma: "La infancia de toda literatura, normalmente desarrollada, es la lírica. La literatura oral indígena obedeció, como todas, esta ley".
En otras palabras, para Mariátegui, antes de la llegada de los conquistadores, hubo literatura oral, que aun no se constituía en "literatura propiamente dicha", ya que para eso, entre otras razones, a su criterio, debe existir escritura.
La cuestión está aclarada. La propuesta de Mariátegui no deja de lado las culturas aborígenes, menos su literatura oral. La falta de comprensión por parte de sus críticos, se debe en gran parte, a que sus propuestas o enunciados en Mariátegui son un esbozo, que no fueron desarrollados por su temprana muerte.
Lo que es pertinente aclarar, es de que la literatura propiamente dicha no se reduce a la escritura, como equivocadamente pensaba Mariátegui, sino que puede ser oral, siempre y cuando logre cohesionarse así misma, con sus métodos de creación autónoma, independientes de otras disciplinas y al margen de rituales mágicos religiosos. Si es así, es evidente que estamos ante una literatura oral "propiamente dicha". De lo contrario, si la literatura oral forma parte del mundo ceremonial de la magia y religión, donde también hay elementos de lo que posteriormente sería la técnica, la ciencia, no constituye "literatura propiamente dicha". Pero la respuesta concreta se tiene que particularizar de acuerdo al devenir de las culturas. En el caso peruano antes de la llegada de los conquistadores, la literatura oral, en palabras de Mariátegui, estaba en la "etapa de las aedas, de las leyendas y de las representaciones coreográfico-teatrales", cuestión que ha sido corroborada por otros estudiosos.
Plantear dos cuestiones sobre la literatura oral. La primera es la creada luego de la conquista española, en la lucha de resistencia contra el colonialismo donde, junto a la literatura escrita, por ejemplo de los Comentarios Reales de los Incas de Garcilaso de la Vega, se propaga una literatura oral, para perpetuar en la memoria popular el pasado autóctono, pero junto a este proceso y formando parte de él, surge una literatura oral anticolonialista, por ejemplo en los mitos y relatos revolucionarios mesiánicos y milenaristas que se propagan de generación en generación (por ejemplo Incarri). También adjuntemos aquí, a los cuentos, leyendas, trasmitidos de generación en generación. Dejamos la pregunta de si esta literatura oral, (que en gran parte es diferente a la literatura oral de antes de la conquista), puede ser catalogada de propiamente dicha.
Por lo demás, danzas y canciones para las labores agrícolas subsistieron tiempo después de la conquista, y hoy, en gran parte es rememorado, pero sin su función original, transformándose en parte del folklore y costumbres populares.
La otra cuestión que queremos hacer referencia, ligado a lo anterior, es de que no es necesario retroceder en el tiempo para verificar que la literatura no se reduce a lo escrito, sino que además, en sus formas elementales está inmerso en la oralidad, no solamente por la subsistencia de pueblos o regiones iletradas en el proceso de desenvolvimiento desigual y combinado, sino también por otra razón fundamental, de que el arte y la literatura está inmerso en la vida cotidiana del conjunto de la sociedad, (en sus formas elementales), por ejemplo en el tarareo de canciones, en las representaciones teatrales, en los recitales, en las fiestas populares denominadas "folklóricas", en los medios de comunicación, en los centros de enseñanza, etc., Universo a partir del cual emerge la literatura más elaborada. Pero hay que decirlo que la oralidad literaria de los tiempos primigenios no es lo mismo que la oralidad de los tiempos presentes (que es moderna).
La oralidad del arte en los países andinos actuales, se puede decir que está en gran parte dentro de lo moderno, en tanto su creador o sus creadores (que pueden ser anónimos), ya no forman parte del mundo mágico religioso, aunque en sus creaciones (en su "inspiración"), estén permeados de esa tradición, pero ya no existe el vínculo ritual afectivo, práctico, en la sociedad. Distinto es que supervivan rituales antiguos, desvinculados de la vida diaria, por ejemplo en ciertas festividades folklóricas, muchas de las cuales ya no tienen su significado original, sino que se han "modernizado", ya que su función no es estrechar vínculos con la naturaleza sino divertir, adquiriendo un carácter hedonista, aunque mantenga en gran parte sus rituales tradicionales.
Mariátegui se hacía la pregunta: ¿Desde cuándo existe literatura peruana? y explica que la literatura que trajeron los españoles, pensada y sentida como españoles, aunque escrita en el Perú o sobre el Perú, no es literatura peruana, sino parte de la literatura española en sus colonias, la que deja su estela en el colonialismo de la literatura y cultura que supervive durante la república.
El primer valor signo de la literatura peruana para Mariátegui es el Inca Garcilaso de la Vega, el autor de Los Comentarios Reales de los Incas, del cual dice que es "el primer peruano, sin dejar de ser español", resumiendo o sintetizando toda una concepción, donde la conquista "escinde" el devenir de desarrollo autónomo, [una ruptura en la continuidad], originándose otro proceso, donde dominadores (conquistadores) y dominados forman una unidad en las relaciones sociales, en la cual los dominados hacen suyo para liberarse, los elementos libertarios de lo autóctono y de la modernidad, constituyéndose en el "cimiento" (andino) en la formación de la nacionalidad, contrariamente a los dominadores que para perpetuarse en el poder, hacen suyo el lado siniestro y bárbaro de la modernidad bajo una mentalidad de casta racista.